viernes, 15 de octubre de 2010

PROTOCOLOS


Hay que reconocer que el asunto del protocolo es la mar de socorrido. Tan útil es para reprimir a quien disiente como para compensar a quien consiente. Quiero decir: que fulano silba porque desaprueba la labor del Gobierno, pues se le manda a silbar a su casa y listo. Ahora bien, que mengano es “razonable” y consiente trocar su integridad por servir a la causa, pues se le hace Jefe de Protocolo y tan contento.
En cierta biografía de D. Gregorio Marañón se cuenta que, habiendo nombrado D. Manuel Azaña Jefe de Protocolo a D. Cipriano Rivas Cherif (destacado autor teatral, amigo íntimo de don Manuel y hermano de la que fue su esposa), cierto periódico de la época, no sé si por error o malevolencia, publicó que le había nombrado Jefe de “Protoculo”. Ramón Pérez de Ayala lo leyó y salió corriendo con el periódico para enseñárselo a Marañón, quien, al leerlo, se limitó a decir: “A veces, el camino más corto para llegar a un cargo es el recto”.
Lo dicho, que esto del protocolo da mucho juego.

Serafín Alcázar Cuesta

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