jueves, 30 de septiembre de 2010

Esta no es la mejor huelga.


No es lo mismo afirmar que uno va a ir a la huelga el día 29 que sostener que uno apoya esa huelga. Esta última expresión, muy extendida, tiene su miga por dos razones: porque se asienta, en un grado u otro, en la percepción de que la huelga es cosa de otros y porque revela cierto recelo ante lo que hacen esos otros.
Aunque lo correcto –me parece– es aseverar que uno va a ir a la huelga, razones no faltan, claro, para situarse en la segunda de las perspectivas. Y es que la convocatoria que han asumido, en lugar principal, CCOO y UGT nos deja a muchos tan descontentos que por fuerza tenemos que alimentar esos recelos de los que hablaba.
Creo que uno debe sostener con firmeza que si estamos donde estamos, ello es en buena medida, de resultas de la miseria que las direcciones de esas dos fuerzas sindicales han tolerado y estimulado. Ahí están, para certificarlo, sus livanísimas respuestas ante dos decenios de desregulación y retroceso en materia de derechos, el abandono con que han obsequiado tantas veces a los trabajadores que peleaban por algo distinto y el asentamiento de burocracias más empeñadas en preservar sus relativos privilegios que en acudir en socorro de los más castigados. Quien piense que la financiación pública de los sindicatos nada tiene que ver con todo lo anterior me temo que ha decidido darle la espalda a la realidad.
A veces me pregunto cuál ha tenido que ser la hondura de las agresiones que el gobierno socialista ha asestado en los últimos meses para que estos sindicatos que me ocupan hayan, al fin, reaccionado. Y entiendo perfectamente los temores que las cúpulas de CCOO y UGT sienten ante el fracaso sonoro de la huelga.
Que hay que defender salarios, pensiones y empleos me parece evidente. Tanto como que hay que reclamar algo más en un escenario en el que, por cierto, los sindicatos hace tiempo que dejaron de hablar de explotación y de alienación, como si unos euros más al final de mes invitasen a olvidar la una y la otra. Ese más es la convocatoria de elecciones, la defensa que los ciudadanos tenemos que hacer de nuestros intereses diciendo claramente un NO a la política de nuestro gobierno y un NO a nuestro presidente de gobierno.
Cuando convoquen esa huelga, apoyaré esa huelga e iré a la misma aunque se tenga que parar Madrid.

2 comentarios:

  1. Que la huelga de ayer no fuera secundada por gran parte de los españoles, no significa que se apruebe la reforma impuest por ZP, pero no está la cosa para hacer huelga, haviendo abaratado el despido cualquiera csbrea al jefe.

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  2. Yo no hice huelga, ni mi mujer tampco, pero mi hijo tiene 25 años no estudia desde a los 16, y tan solo tiene de vida lavoral cotizao 18 meses,y el muchacho busca por toda castilla la mancha.Z.P no da soluciones a la juventu

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