lunes, 10 de enero de 2011

PARRILLA DE SALIDA. 15 F

El Banco de España advirtió el pasado mes de diciembre que cuatro de cada diez parados viven en un hogar sin ingresos. Esto supone que el 8% de la población activa, casi dos millones de personas, no cuenta con ningún tipo de ingresos. Su situación doméstica empeorará tras la supresión, a partir del próximo 15 de febrero, de la ayuda de 426 euros para parados que agotaron todas sus prestaciones. Los sindicatos han lanzado algún titular en la prensa protestando por la medida, pero poco más se ha visto. Cáritas reconoció recientemente que la crisis ha duplicado el número de personas que recibieron su asistencia básica, pasando de las 400.000 personas en 2007 a las 800.000 en 2009, un fenómeno que sigue una “tendencia creciente”. Otra de las más importantes instituciones de caridad, Cruz Roja Española, atendió a 1,5 millones de personas en 2010, un 83% más que en 2008. De ellos, cerca de 845.000 contaron con “apoyo específico”, más de 670.000 recibieron comida y 113.000 fueron beneficiarios de distintas prestaciones “para que su situación no empeore”. El 40% de los que viven por debajo del umbral de la pobreza –menos de 640 euros al mes– tienen hijos a su cargo.
Con más de cuatro millones de parados, ni la huelga general del 29 de septiembre fue capaz de levantar una protesta sólida. Son los nuevos pobres, pobres sin malestar.
Antecedentes similares a nuestra situación la tenemos en La Gran Depresión de los años 30 que avivó el fascismo en Europa, lo que desembocaría en la Segunda Guerra Mundial, que acabó con la vida de 50 millones de personas. La actual coyuntura, a pesar de ser la más complicada desde la debacle de Wall Street, se ha desarrollado con mucha mayor tranquilidad en el ámbito de la conflictividad social y de la política. Y el Estado de Bienestar tiene mucho que ver con eso.
La razón principal, aparte de la gran dimensión de la economía sumergida en España, es la protección social y económica de la que disfrutan millones de españoles que, pese a quedarse en paro, mantienen una compensación que les ayuda a seguir tirando por un tiempo, al menos el suficiente para encontrar unos ingresos adicionales que les permitan financiar sus gastos imprescindibles.
¿Qúe pasará el día 16 de febrero? Nadie lo sabe pero podemos intuirlo.

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