FESTIVAL DE CINE Y VINO

Y al fin pasó lo que tenía que pasar, el matrimonio entre Abadillo y Mayoralas se ha roto, tras cinco años de buenos momentos (para ellos, claro).

Todo comenzó cuando el señor Mayoralas, un paisano nuestro bien relacionado con el mundo del cine (preside la fundación Lumiere)  ofreció a nuestro alcalde la posibilidad de celebrar en nuestro pueblo un festival para aunar el séptimo arte, con el vino,; era la excusa perfecta para que un festival de estas características pudiera darse en La Solana, ya que de tradición  cinematográfica aquí, nada de nada.

Desde el primer momento el festival digan lo que digan fue un fracaso:

• Ni atrajo a nuestro pueblo a la industria cinematográfica: productoras
• Ni atrajo a nuestro pueblo a gente de otras localidades: (proyecciones vacías)
• Ni incrementó el consumo de vino: (pregunten a los bodegueros y restauradores)
• Ni consiguió que en toda España se asociara a La Solana con el cine, (cosa que si se hace con La Zarzuela, a la que en todo el mundo asocia con nuestro pueblo)
• Ni fomentó la vocación cinematográfia entre nuestros jóvenes.

Los grandes hitos en estos años podemos decir que fueron: Homenajes a artistas consagrados como a María Isbert, Sancho Gracia, Juan Luís Galiardo, o nuestra Sara Montiel. Pero independientemente de lo emotivo de estos actos, que seguramente podrían haberse hecho en otros lugares, donde tuviera más sentido, por su vinculación con el cine o con los actores, poco más ha aportado este festival a la cultura de nuestro pueblo, y sí que ha contribuido a esquilmar nuestras arcas ya maltrechas.

Para el recuerdo quedan otros momentos, como el paseo del alcalde con Isabel Pantoja, que sirvió para que nuestro primer edil (como dicen en Radio Horizonte) apareciera en una revista del corazón comparándolo con Julián Muñoz, o el acto en que José Bono nos visitó acompañado de su consuegro Raphael, ¿O fue al contrario?

También queda la polémica de los famosos puros fumados en un Centro público donde se exponen pinturas, y donde se sirvió una cena.

Aparte de los homenajes a los actores hubo algo  interesante, como el Homenaje  póstumo a Eduardo Barreiros, alguna proyección como la  de la película rumana Cuatro meses, tres semana y dos días, premiada con la Palma de Oro en la edición 60 del festival de Cannes a la que asistió alguna de sus actrices (con 20 personas en el patio de butacas contadas por éste  que escribe presente en el pase), y alguna mesa redonda con directores y actores  que tuvo su gracia, y poco más.

No se me olvidan las catas de vino, de mucha aceptación por la gente, pero que podrían hacerse en cualquier momento, no obstante  estamos en tierra de vinos.

Y poco más puede decirse de este festival que agoniza.  Porque si Mayoralas que es el único vínculo de nuestro pueblo con el cine, el que mantiene los contactos con la industria y con los famosos  se sale del proyecto, poco hay ya que hacer.

O acaso con la mala situación económica que atraviesan nuestras cuentas, ¿Va a “osar” el alcalde,  contratar a otra persona para dirigir el festival de cine, con los cachés tan elevados que se manejan en este mundo, y sobre todo viendo el poco interés que ha despertado entre la ciudadanía?

El tiempo nos dirá el fin de esta historia de “Amor y odio” entre  Mayoralas y Abadillo.

Lo que si que nos perdimos ayer fue la reunión del Patronato, en la que según nos cuenta alguien presente, en algunos  momentos  parecía una película de Bud Spencer y Terence Hill, por la violencia desplegada (No física pero si verbal), entre miembros del Patronato,  que por el cargo que ostentan, ya podrían haber mostrado más educación.

Por Regino J. Velacoracho. Secretario de comunicación del PP de La Solana