El Ministerio de la señora Pajín ha aprobado la llamada Ley de Igualdad de Trato, por medio de la cual pretende, entre otras cosas, decirnos a quién debemos arrendar una vivienda. Opina doña Leire que uno no puede declinar una oferta salvo que exista “proporcionalidad” entre su decisión de no alquilar y aquello que la motiva.
Podría decirle a la señora ministra que el establecer un contrato de arrendamiento implica voluntad por ambas partes, y que al igual que uno se asocia con quien le da la gana para montar un negocio y buscar un beneficio, por el mismo motivo uno arrienda sus propiedades a quien le parece en pos de ese mismo beneficio. Sin embargo, creo que esto sería equivocar el debate, porque lo cierto es que, y rehúso hablar en primera persona por la repugnancia que me inspira el ejemplo, si fulano optara por no arrendar una vivienda a una persona de otra raza por íntima animadversión hacia ella, fulano sería un racista, o si ustedes quieren un asqueroso racista, pero igualmente dueño de alquilar o no su vivienda.
Serafín Alcázar Cuesta
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